A continuación transcribo una preciosísima carta que me enviara Inés Setuain, y una nota de agradecimiento de Perla Setuain, ambas, amigas del corazón, seres luminosos, e hijas de Don Leopoldo y Doña Blanca.
Mi agradecimiento por vuestro inestimable y riquísimo aporte.
Este es el sentido de nuestros espacios.
Valorar lo nuestro.
Esbozar pinceladas con el Alma rememorando a nuestra gente.
Sentir que el corazón se plenifica de emociones bellas…
Simplemente Gracias… Rubén Darío Latorre.
"Hola Rubén
Gracias por recordar a mi papá, a nuestro papá (Leopoldo Setuain).
Realmente me hiciste llorar, pues estoy pasando estados de honey suckle -remembranzas-
Pese a que faltó mucho contar de él, por parte de mi hermano, estoy muy agradecida por ello.
Si quieres te puedo contar algo más de él.
Papá era muy sensible, exquisito y aristócrata del espíritu. Cuando nacimos a cada unos de sus hijos les compuso una canción de cuna, mientras mamá estaba alumbrando ayudada por esas señoras llamadas las comadronas.
Papá tocaba el violín en sus primigenios aconteceres musicales.
Con mamá se conocieron cuando los dos estaban en una Comisión de Cultura y realizaron una fiesta, creo que en la Escuela Nº 8, mamá recito un bello poema y papá la acompaño en violín, allí comenzó el idilio de mis padres.
Mamá (Rosa Blanca Burman), dicen que era muy hermosa y estaba vestida de rojo, en tela de gasa y raso negro y con guantes y zapatos al tono, su madre la abuelita Perla Jarolasvky de Burman se encargo de comprarle en la ciudad de Buenos Aires todo su atavío.
Mamá contaba: que ellos tuvieron el imán cuando comenzaron a hablar de música y sus seres empezaron a resplandecer de alegría!!!!!
El abuelo Ramón se impuso a ese noviazgo tornándolo novelesco y mamá se comunicaba con papá con su música que la transmitía con su piano.
Ella ejecutaba una melodía con un mensaje determinado que papá al pasar por ahí y escuchar sabia lo que quería transmitir mientras ella y él dialogaban con sonidos, el abuelo sentado detrás de mamá escuchándola, vaya paradoja picaresca, quizás nadie se acuerde de mi mamá Sra. Doña Blanca, que era casi una concertista para interpretar su música, era como escuchar al concertista estrella...
Es como si la escuchara en este momento, cuando hacia sonar ese piano con el tango Silbando, Cartón ligador, ese ultimo era un tango sin letra como casi una habanera y mi pena es que sigo buscando que alguien la interprete
y me dicen es vieja!!!, nadie se acuerda o no la conocen y mi añoranza persiste.... y como escuchar La Cumparsita, 9 de Julio, El Entrerriano, Rodríguez Peña, entre tantos, acompañada por papá Leopoldo en bandoneón.
A veces iban amigos, nosotros éramos muy chiquitos, y ese recuerdo como los otros me amparan y me protegen, bailaban y cantaban.
Con melancolía me acuerdo cuando ellos dos preparaban los villancicos para navidad y los entonaban en la iglesia, con murmullos de jazmines y oleofragas,
Cuantas veces en el césped de La Corbatita, afuera de ella encontrábamos gente tirada como relajada escuchando a papá y quizás a mamá....
En casa se recibieron a muchos sensibles del arte como Saravi poeta entrerriano, don Saavedra, que era un trotamundo salteño y concertista de quenas. Mucha gente pasó por la casa de Setuian-Burman, que en estos momentos que escribo con mi corazón en la mano y lloro, por eso se me nublan los nombres...
Mi mamá fue una excelente docente llena de merito y en sus actos escolares ella creaba las obras de teatro y la música se la componía papá. Mi Leopoldo Setuain y mi mamá Blanca Burman hicieron mucho para ese pueblo de Mansilla, como una vez me dijera la Señorita Noemí Zampieri, meritoria artista de allí: "tus padres eran dos fuerzas muy importantes.... “ Gracias Noemí en nombre de ellos que están con liras y arpas desde los cielos.
Cuando tuve la suerte de ser maestra de música, tan joven y con tanto amor para esos nenes amados de Mansilla, que hoy son hombres y mujeres adultos, siempre papá y mamá estaban ayudándome. Papá me transportaba las partituras al nivel tonal de los niños.
Y, tendría para contar tantas cosas de ellos…
Papá amaba su guitarra y su bandoneón. En primera instancia el bandoneón era muy rezongón y por algún motivo de sus fibras álmicas, cuando fallecieron varios de sus seres queridos, él dejaba de interpretar por muchos días el bandoneón, en homenaje a su duelo, solo y en forma de piannissimo interpretaba su guitarra a hurtadillas...
Rubén querido, quisiera que esto que te escribo lo saques tal cual, si se puede en tus hermosos Boletines.
Con el corazón lleno de pentagramas y escalas cromáticas, sigo soñando con la música de mis padres: Leopoldo Setuain y Blanca Burman " seres de mucha fuerza y sensibilidad
"Gracias Rubén, mi querido Rubencito”.
Con el corazón Inés Setuain." (30-11-07)
"Hola Rubén como va.....
Gracias por haber recordado a papá.
Me encanta.
Te mando un fuerte abrazo
Perla Setuain." (29-11-07)