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12 de Octubre – el día de… ¿qué raza? – Por Graciela Rubini



Instaurada la fecha del 12 de octubre como el “Día de la Raza”, así celebrado en los calendarios escolares y sin caer en revisionismos estériles, uno puede preguntarse: ¿Hay más de una raza? ¿Cuántas son? ¿Por qué el día de la raza, si fue una colonización, un avasallaje, una usurpación? No sabía que los españoles por sí, constituían una raza.
Partiendo de una reflexión personal que me dice que solo existe una sola raza: La Humana, como para evitar inútiles discriminaciones de distinto color de piel u origen y lugar de nacimiento, inquiero sobre el sentido de “El día de la Raza”.
El 12 de octubre de 1492 la América en casi su totalidad fue colonizada por los españoles. Para el mismo siglo, años más, años menos, América del Norte fue invadida por los ingleses y franceses y a los españoles se les sumaron los portugueses en la América del Sur. Una masiva usurpación de tierras con dueños, por parte de los que detentaban el poder dudoso de la civilización y el seguro de las armas.
En nombre de Dios y de la iluminación se masacró cientos de miles de aborígenes (no me estaré quedando corta?), de norte a sur y de este a oeste. Se los expropió de sus tierras, de su cultura, de su vida. Se los diezmó y esclavizó, se les dijo que y a quien tenían que obedecer, en que y a quien creer y que pensar. Se robó por siglos la riqueza mineral de estos suelos para llenar las arcas de reyes y gobiernos. Se dice por ahí que con todo el oro y la plata que España robó, hubiéramos podido pagar la deuda externa dos veces. De la deuda interna no se habla.
El colonizador llegó a esta América nuestra no con el objeto del descubrimiento por sí mismo, valioso de por sí; se lanzó a conquistar el mar porque necesitaba divisas para sus guerras. Por el oro mataron, sometieron, expoliaron. ¡Ah Santo Dios Dorado! Por el oro borraron las culturas aborígenes más débiles de la faz de la tierra. Solo las más fuertes sobrevivieron.
México y los restos de sus nativos que aún conviven con la mezcla de sangre, son los más orgullosos de su origen. A Cortés le tomó 25 años rendir a los Mayas. Y uno puede apreciar ese tesón orgulloso, en el interior de la península de Yucatán por ejemplo, en los rasgos áindianos, oscuros y de estatura baja de sus habitantes.
En nuestro país, comunidades enteras de aborígenes desaparecieron para siempre. Roca y su campaña al desierto, es uno de los más famosos “limpiadores” de indios.
Y mejor ni mencionar las condiciones paupérrimas de exclusión social y pauperización que sufre, por ejemplo, la comunidad Wichi en el Chaco.
En los Estados Unidos no solo se hicieron impresionantes matanzas de las tribus autóctonas, sino que se los “civilizó” y se los tiene confinados en reservas, sitios limitados; a ellos, que eran los dueños naturales de las vastas planicies y todo el cielo.
¿Qué podemos celebrar el 12 de octubre? No podemos celebrar nada; tan solo conmemorar el día en que el colonizador español, en nombre de Dios y la Santa Civilización, el hombre contra el hombre, dueños de la sinrazón, arrasaron con centenares de comunidades aborígenes y robaron toda riqueza mineral.
Acude a mi memoria el suplicio de Tupac Amarú, en el Perú, cacique inca, y en la causa de su tortura, muerte, desmembramiento y decapitación, como la de toda su familia. Él se alzó contra el poder español y fue convenientemente traicionado, capturado y muerto. ¡Que impresionante hito histórico para resaltar la intolerancia! ¡Que fecha apropiada para revelar como opera el deseo de poder en la necesidad de dominar!
Deberíamos llamarnos a silencio. A un silencio reflexivo y respetuoso. Un silencio en el que podamos desaprender lo que estuvo mal aprendido. A cambiar fechas de homenaje como forma de honrar el recuerdo de los inocentes que fueron muertos y desaparecidos en aras del poder, la ambición y la intolerancia. Y como para meditar sobre como han cambiado los métodos de sometimiento y vasallaje.
¿Cómo les enseñamos la historia a nuestros hijos?
Creo que deberíamos hacerlo adhiriendo a la letra de la canción que dice: “Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia”.

Graciela Rubini, Gobernador Mansilla, Entre Ríos.

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