AL MAESTRO CON CARIÑO - Por Graciela Rubini
“-Y usted, cómo se gana la vida? –
-No, si yo apenas la empato-“
Este era, a grandes rasgos, palabras más, palabras menos, el humor del negro Fontanarrosa, que se nos fue a jugar algún picadito en los campos celestiales, despojado ya de las limitaciones y dolores humanos.
Como destino de grande, el negro seguirá viviendo en su vasta obra, en su original forma de amar y transmitir su amor al fútbol, en su coherencia de vida al no abandonar ni su Rosario natal ni al club de sus amores, Rosario Central. Embajador de su tierra chica fue embajador del país llevando su genialidad, su talento y su don de gentes por todo el mundo. Seguirá existiendo en el tendal de amigos acongojados que deja, en su sitio vacío en la mesa de Los Galanes entre las paredes de El Cairo y en las inolvidables andanzas de Inodoro Pereyra.
Vaya nuestro permanente recuerdo y reconocimiento y estas inexplicables ganas de llorar.
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