CON ALAS DE NOSTALGIA - Por Hector Manuel (Kico) Monti
Con Las Alas de la Nostalgia (Primera Parte)
Cuesta encontrar palabras para reflejar lo que uno siente cuando aparece el nombre de Mansilla en Internet y con imágenes y noticias del quehacer cotidiano y cultural a través de la pantalla de nuestra computadora. Lo que antes significaban varias horas de viaje, una o dos veces al año, ahora al instante se presentan ante mí por la magia de la tecnología y la comunicación.
La gente del Grupo "Añoranzas" tiene el exquisito privilegio de potenciar, a través de su feliz iniciativa de la página virtual, miles de imágenes que vienen al instante para quienes supimos mamar desde chicos vivencias imborrables en nuestro querido pueblo.
El término “Añoranzas” imagino que no fue elegido por azar y qué mejor para invitarnos a viajar por el tiempo hacia donde tuve mis primeros grandes afectos.
El destino quiso que desde muy chiquito estuviera junto a mis abuelos Adelina y Enrique y mis queridos tíos, quienes prácticamente me criaron y me dieron lo mejor que un ser humano puede dar, amor y contención. Aldo y Tati tienen un lugar especial en mi corazón y sus hijos (mis primos) son casi mis hermanos. Qué decir de Sato, tipo querible en Mansilla si los hay. Pero ese cariño especial por Mansilla también tiene un nombre y es mi padre – Pirungo - quien hizo un culto por honrar a sus padres y querer a su pueblo. Querido viejo, esto también va en tu memoria.
Cada habitante de Mansilla tiene su historia personal, las de un pueblo como tantos del interior, historias que cada uno dimensiona de acuerdo a cómo lo siente, por lo que ha hecho y cómo le ha ido en la vida. Gracias a Dios ya hay documentos de Mansillenses preclaros que perpetuaron a través de la escritura a quienes forjaron los cimientos de esa comunidad hasta nuestros días.
Pero están las otras historias, las pequeñas, de quienes vivimos sobre todo en los veranos y que por esos designios del destino, muchos hoy las recordamos desde kilómetros de distancia. Varios de nuestra generación ya no están en Mansilla pero seguramente volarán conmigo cuando lean estas palabras.
Mansilla y sus veranos eran para nosotros el punto de reencuentro, el volver a las andanzas de viejos compinches que, luego de pasar un año cumpliendo con nuestras obligaciones escolares, llegaban las vacaciones y allá íbamos dispuestos a comernos las vacaciones. Era el momento en que nos volvíamos a ver y a disfrutar de la amistad y por qué no de encontrarnos con los primeros “amores” que la vida también nos ofrecía.
El querido Puente de Fierro, hoy ya un símbolo que tan bien Uds. reflejan, era el silencioso testigo de hermosas tardes de mate, charlas y guitarreadas. Era el paseo obligado en las siestas de Mansilla. Pero no me olvido de las idas al Paso de Lesca o al paraje La Balsa del Río Gualeguay. Eso era como el “broche de oro” del disfrute en grupo. O los campamentos en el balneario de Tala. Vaya si no eran lindos nuestros veranos.
Cuando llegaba la noche la adrenalina se incrementaba. Era el momento de encontrarnos todos en lo de “Piruca”. Cuántas familias se gestaron en los “bailables de Piruca”. Yo era el que llevaba “los últimos discos” de Paraná, así que sin querer fuimos los precursores de los DJ en Mansilla.
Todavía recuerdo con nitidez la noche que estuvimos todos juntos en lo de Piruca, vibrando a través de la transmisión por televisión de la llegada del hombre a la luna. Era el 20 de Julio del 1969 y nadie imaginaba que después esa fecha se iba a institucionalizar como el día internacional del amigo. Nosotros ya lo festejábamos a cuenta.
Nuestra generación se potenció en los años setenta. Dentro de nuestro grupo estaban integrantes de la primera promoción de egresados del Instituto Parroquial Mansilla, vaya si no era un orgullo extra. Recuerdo con inmenso cariño a varios de esa época, con quienes compartíamos lo mejor de nuestros veintitantos años: el “Loco” Luisito Brutti (el Marquitos Di Palma de aquella época); el Gallego Zayas (con su bonhomía y andar cansino); el querido Pipo Krumm (tipo sanguíneo, hoy tenaz y combativo dirigente rural); el trovador Hugo González (nuestro poeta y cantautor); los hermanos Pedro y Jorge Turinetto, el Patón Luis Firpo (de carácter y humor muy sutil) y María Elena Vitto (cariñosamente la China). El Talo Firpo y su hermano Alejo (que por ser mayor que nosotros era nuestro ángel custodio, cariñosamente). Piru Almenarez y su envidiable carácter. Su hermana Pelusa. Las hermanas Mimí y Lulú Andrade, Mery Krumm, Lola Alfaro y Nilda Ormaechea. Los hermanos Chila y Perchi Ferro. Norma Paltenghi y Norma Marozzini. El Coqui y Tati Migueles. Carlitos Sarasola, y El Tupa Monti.
Varios emigraron en busca de nuevos horizontes y algunos luego estrenaron diplomas de profesionales a mediados de esa década. Vaya mi recuerdo para Susana Reato y Vilma Coccoz (Licenciadas en Psicología), Graciela Monti (Contadora Pública Nacional), María Elena Firpo (Radióloga), Hilda Firpo (Asistente Social). Isabel Brutti, Blanca Firpo y el Beto Monti (Doctores en Medicina), Horacio Coccoz (Ingeniería en Física); Lucrecia Brutti y Diego Coccoz como Ingenieros Agrónomos.
Siempre habrá un lugar especial para quienes muy jóvenes tuvieron que abandonar este mundo, por esas cosas incomprensibles de la vida: Rosita y Sara Krumm, Lalo Vitto y el inefable Carlitos Marizardi.
Pido disculpas porque seguramente me olvido de algunos. Cuántos recuerdos vividos juntos!!
Cuesta encontrar palabras para reflejar lo que uno siente cuando aparece el nombre de Mansilla en Internet y con imágenes y noticias del quehacer cotidiano y cultural a través de la pantalla de nuestra computadora. Lo que antes significaban varias horas de viaje, una o dos veces al año, ahora al instante se presentan ante mí por la magia de la tecnología y la comunicación.
La gente del Grupo "Añoranzas" tiene el exquisito privilegio de potenciar, a través de su feliz iniciativa de la página virtual, miles de imágenes que vienen al instante para quienes supimos mamar desde chicos vivencias imborrables en nuestro querido pueblo.
El término “Añoranzas” imagino que no fue elegido por azar y qué mejor para invitarnos a viajar por el tiempo hacia donde tuve mis primeros grandes afectos.
El destino quiso que desde muy chiquito estuviera junto a mis abuelos Adelina y Enrique y mis queridos tíos, quienes prácticamente me criaron y me dieron lo mejor que un ser humano puede dar, amor y contención. Aldo y Tati tienen un lugar especial en mi corazón y sus hijos (mis primos) son casi mis hermanos. Qué decir de Sato, tipo querible en Mansilla si los hay. Pero ese cariño especial por Mansilla también tiene un nombre y es mi padre – Pirungo - quien hizo un culto por honrar a sus padres y querer a su pueblo. Querido viejo, esto también va en tu memoria.
Cada habitante de Mansilla tiene su historia personal, las de un pueblo como tantos del interior, historias que cada uno dimensiona de acuerdo a cómo lo siente, por lo que ha hecho y cómo le ha ido en la vida. Gracias a Dios ya hay documentos de Mansillenses preclaros que perpetuaron a través de la escritura a quienes forjaron los cimientos de esa comunidad hasta nuestros días.
Pero están las otras historias, las pequeñas, de quienes vivimos sobre todo en los veranos y que por esos designios del destino, muchos hoy las recordamos desde kilómetros de distancia. Varios de nuestra generación ya no están en Mansilla pero seguramente volarán conmigo cuando lean estas palabras.
Mansilla y sus veranos eran para nosotros el punto de reencuentro, el volver a las andanzas de viejos compinches que, luego de pasar un año cumpliendo con nuestras obligaciones escolares, llegaban las vacaciones y allá íbamos dispuestos a comernos las vacaciones. Era el momento en que nos volvíamos a ver y a disfrutar de la amistad y por qué no de encontrarnos con los primeros “amores” que la vida también nos ofrecía.
El querido Puente de Fierro, hoy ya un símbolo que tan bien Uds. reflejan, era el silencioso testigo de hermosas tardes de mate, charlas y guitarreadas. Era el paseo obligado en las siestas de Mansilla. Pero no me olvido de las idas al Paso de Lesca o al paraje La Balsa del Río Gualeguay. Eso era como el “broche de oro” del disfrute en grupo. O los campamentos en el balneario de Tala. Vaya si no eran lindos nuestros veranos.
Cuando llegaba la noche la adrenalina se incrementaba. Era el momento de encontrarnos todos en lo de “Piruca”. Cuántas familias se gestaron en los “bailables de Piruca”. Yo era el que llevaba “los últimos discos” de Paraná, así que sin querer fuimos los precursores de los DJ en Mansilla.
Todavía recuerdo con nitidez la noche que estuvimos todos juntos en lo de Piruca, vibrando a través de la transmisión por televisión de la llegada del hombre a la luna. Era el 20 de Julio del 1969 y nadie imaginaba que después esa fecha se iba a institucionalizar como el día internacional del amigo. Nosotros ya lo festejábamos a cuenta.
Nuestra generación se potenció en los años setenta. Dentro de nuestro grupo estaban integrantes de la primera promoción de egresados del Instituto Parroquial Mansilla, vaya si no era un orgullo extra. Recuerdo con inmenso cariño a varios de esa época, con quienes compartíamos lo mejor de nuestros veintitantos años: el “Loco” Luisito Brutti (el Marquitos Di Palma de aquella época); el Gallego Zayas (con su bonhomía y andar cansino); el querido Pipo Krumm (tipo sanguíneo, hoy tenaz y combativo dirigente rural); el trovador Hugo González (nuestro poeta y cantautor); los hermanos Pedro y Jorge Turinetto, el Patón Luis Firpo (de carácter y humor muy sutil) y María Elena Vitto (cariñosamente la China). El Talo Firpo y su hermano Alejo (que por ser mayor que nosotros era nuestro ángel custodio, cariñosamente). Piru Almenarez y su envidiable carácter. Su hermana Pelusa. Las hermanas Mimí y Lulú Andrade, Mery Krumm, Lola Alfaro y Nilda Ormaechea. Los hermanos Chila y Perchi Ferro. Norma Paltenghi y Norma Marozzini. El Coqui y Tati Migueles. Carlitos Sarasola, y El Tupa Monti.
Varios emigraron en busca de nuevos horizontes y algunos luego estrenaron diplomas de profesionales a mediados de esa década. Vaya mi recuerdo para Susana Reato y Vilma Coccoz (Licenciadas en Psicología), Graciela Monti (Contadora Pública Nacional), María Elena Firpo (Radióloga), Hilda Firpo (Asistente Social). Isabel Brutti, Blanca Firpo y el Beto Monti (Doctores en Medicina), Horacio Coccoz (Ingeniería en Física); Lucrecia Brutti y Diego Coccoz como Ingenieros Agrónomos.
Siempre habrá un lugar especial para quienes muy jóvenes tuvieron que abandonar este mundo, por esas cosas incomprensibles de la vida: Rosita y Sara Krumm, Lalo Vitto y el inefable Carlitos Marizardi.
Pido disculpas porque seguramente me olvido de algunos. Cuántos recuerdos vividos juntos!!
1 comentario:
Hola, mi nombre es Cristian Krumm, soy hijo de Jorge Krumm y me emocioné al leer esta nota.Nací en 1970 y durante varios años pase inolvidables visitas a la casa de mis abuelos Ana y Enrique.
Publicar un comentario