Todavía conmovida por la presencia de Arnaldo Calveyra y por sus palabras. Acompañada, aun, por el sonido suave de su voz, esa voz que no pretende imponerse, que no quiere molestar a lo sumo, acompañar y compartir.
Todavía conmovida, reconociendo el privilegio de haber participado en la presentación de su libro “Poesía reunida”. Hoy, me encuentro con sus palabras nuevamente, pero esta vez, escritas en un periódico y no aquí, en su suelo natal. Habla, con el entrevistador, de los nuevos medios de comunicación y de los mensajes de textos, ¡a sus casi ochenta años! ¡Qué maravilla! Comenta que en estos mensajes se encuentra el germen de una nueva poesía.
Lo que Calveyra señala, trae a mi memoria investigaciones realizadas sobre los sistemas de comunicación. Éstos indican cambios en las estructuras del pensamiento, que fueron produciéndose a lo largo de la historia del hombre, cada vez que aparecía una nueva manera de comunicarse, como sistema. Por ejemplo, los pueblos que en la actualidad no poseen un sistema de escritura, es decir, que permanecen en la oralidad, no tienen la posibilidad de mirar una película, tal como lo hacemos nosotros, pues no pueden llenar las ausencias (lo que la imagen no muestra); tampoco la observación de las imágenes es la misma, se detienen en los detalles y pierden la idea de totalidad.
Si podemos observar y pensar de una manera diferente gracias a la escritura, primero, y la imprenta, después. Cómo no esperar las modificaciones, en cuanto a pensamiento y a observación, que los nuevos medios de comunicación traerán consigo (computación, celulares) sin pedir permiso alguno.
Es por ello, que no puedo dejar de sorprenderme cuando Arnaldo Calveyra, mirando a través del cristal de la comunicación de los jóvenes, puede intuir un cambio en el universo literario diciendo “que los mensajes de textos esos que vienen con una sonrisita y unos puntitos… pueden esconder, en su brevedad, el germen de un nuevo tipo de poesía…”
Él, que sabe de cambios mejor que nadie, geográficos y generacionales, percibe lo nuevo y lo anuncia. ¿Estaremos, nosotros, preparados para aceptar los cambios sin oponer resistencia?
Alicia Ferreyra